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HISTORIAS DE VIDA: UN PADRE Y SU HIJA RECIBIERON JUNTOS SU TÍTULO UNIVERSITARIO

Padre e hija: Carlos y Debora Ludueña, egresados de la Carrera de Psicología en la Universidad Nacional de Pilar

Buenos Aires, la gran urbe porteña, una de las diez ciudades más grandes del mundo, denominada como la jungla de cemento, es un escenario de contrastes, de grandes historias, de milagros cotidianos, la fábrica de sueños y pesadillas, más cerca de Europa en su arquitectura, más cerca de Estados Unidos en su estilo de vida, y muy lejos de Latinoamérica en su pensamiento y abordaje de la problemática social, escindida entre la modernidad y las villas de emergencia.

Bordea la ciudad la avenida Gral. Paz, fuera de cuyos límites hay un territorio que se denomina conurbano bonaerense, delicado eufemismo que encierra otra realidad, de violencia, de desigualdad, de gavillas mafiosas, de subdesarrollo en contraste con las altas torres de Puerto Madero, a cuyas orillas crece la Villa 31. En este complejo mundo, en San Justo, partido de la Matanza, transcurría la vida de un técnico en bobinado de motores que llevaba 18 años trabajando en una fábrica y junto a su esposa, había logrado conquistar la casa propia, el auto, la estabilidad y seguridad para los tres hijos.

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HISTORIAS DE VIDA: LA AZADA O LA LAPICERA

César Duarte en su último día de clases de la Facultad de Ciencias Aplicadas de la UNP

El sol arrojaba impiadosamente ráfagas de fuego sobre las pequeñas parcelas de Potrero San Juan. Un hombre mayor con su nieto de apenas 7 años arremetía una y otra vez contra el árido suelo para abrir surcos con el viejo arado tirado por bueyes. Decía el abuelo, es más fácil romper la dura coraza de la ignorancia que pretender germinar estos campos empobrecidos, por eso mi hijo debes pensar muy bien, elegir entre la azada o la lapicera. Aunque no poseía reloj, el sabio abuelo sabía que eran las diez de la mañana y el desayuno que preparó la abuela Adelaida Montañez a las 5 de la mañana ya se había agotado, por lo tanto, había que hacer un refuerzo para proseguir. De su maleta extrajo un trozo de queso y unas tortillas que compartió con su nieto a la sombra de un añoso lapacho amarillo, entretanto, las llamaradas del astro rey cernido en los maizales, prendían ilusiones en la mente de César.

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HISTORIAS DE VIDA: UN LARGO VIAJE HASTA LA META

Historias de Vida: Un Largo Viaje Hasta la Meta

Sebastián dormía profundamente, cada tanto, las tenues luces de los pueblos a la vera del camino lo hacían salir de ese sueño para pasar de nuevo a los brazos de Morfeo. En ocasiones, las gotas de lluvia que se filtraban del techo del ómnibus lo traían abruptamente a la realidad, y la pregunta de rigor a su compadre Mario, eterno compañero de viaje era, -¿dónde estamos?-

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HISTORIAS DE VIDA: CANTO AL CORAJE

Historias de Vida: Canto al Coraje

Son las cuatro y media de la madrugada, doña Zulma Vázquez, oriunda de Yabebyry, Misiones, repite su ritual de la aurora, mira hacia el sur, otea el infinito manto celestial y reza una plegaria casi imperceptible, hace la señal de la cruz y pide la bendición para sus 5 hijos que viven lejos de ella, e inmediatamente, prepara la fogata ya que después del mate y el desayuno, su marido, don Pedro Servín, oriundo de Costa Pucú, Departamento de Ñeembucú, irá al campo a cultivar la tierra. De alguna forma, los bosques de los alrededores, le hacían recordar a don Pedro a su Ybyraty, que el dejó cuando tenía 10 años ya que su familia entera emigró en busca de mejores oportunidades.

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HISTORIAS DE VIDA: EDGAR VILLASBOA

Historias de Vida - Edgar Villasboa

Si buscásemos una palabra para expresar la esencia más profunda de la vida, sin adentrarse en intrincados laberintos filosóficos o semánticos, esa palabra, sería lucha.

Incluso para que se inicie la vida misma, en esa carrera frenética, una feroz lucha contra corriente, sin embargo, uno solo llega a la meta, y fecundación mediante, se produce el milagro de la vida. Cuando el nuevo ser abandona la seguridad de su mundo, otra gran lucha lo trae a este mundo, y de ahí en más, la representación semiótica de la vida, es una cuesta empinada, sorteando obstáculos tratando de cumplir con las metas establecidas.

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HISTORIAS DE VIDA: DON ARSENIO «PELOTITA» VELAZCO

Don Arsenio "Pelotita" Velazco

Reza un viejo adagio «Nunca es Tarde para Estudiar», que en el caso que vamos a abordar se cumple plenamente. La fascinante vida de un hombre con aristas sobresalientes, de genuina estirpe ñeembuqueña templado en cien batallas en la lucha por la vida.

Don Arsenio Velazco, cariñosamente «Pelotita», por su figura diminuta y por el hecho se seguir rodando a pesar de los vaivenes, nació en Pilar el 10 de noviembre de 1941. Sobrevivió a una guerra civil (1947), a una caída libre desde 18 metros de altura que lo tuvo en cama dos años por múltiples fracturas, a graves quemaduras de tercer grado con brea caliente en su época de técnico de baterías de automóviles, medio torso inmovilizado durante meses y, también, a heridas del corazón como la pérdida de un hijo de solo 4 años de edad. Este último hecho lo llevó a buscar refugio en Dios, y siempre repite, «¡Dios es grande!!!».

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HISTORIAS DE VIDA: «NADA ES IMPOSIBLE»

Historias de Vida: Adrián Torrez

La luna derramaba sus torrentes de plata con mucha intensidad aquella noche sobre las aguas del Río Paraguay. Don Armín, experimentado pescador sabía que en estas condiciones no hay «pique», no obstante probó su tercer lance entrando ya la madrugada. En la casa, un poco más allá de los barrancos de Villa Oliva, doña Ramona eleva sus plegarias para que el quinto de sus diez hijos, Adrián, tenga suerte en su viaje inminente por razones de estudio a la capital departamental, Pilar. Aunque su hija Liliana que cursaba ya los últimos años de Ciencias de la Educación en la Universidad Nacional de Pilar le había comentado, «la gente es muy buena mamá, son muy amables y hospitalarios, además hay becas en la Universidad», su corazón de madre sufría por ese hijo al que la actividad de pesca de su padre y su empleo como doméstica no auguraban un buen futuro, de modo que tendría que aceptar la partida de su hijo en busca del sueño universitario.

Así en marzo del 2012 llega a Pilar, Adrián Torrez, un joven sencillo, humilde, respetuoso y muy creyente, para estudiar una carrera, Licenciatura en Enfermería fue la elegida, para serle útil a la sociedad y por ende a su familia.