SESIÓN DE HONOR DEL CSU, EMOTIVA CEREMONIA

DE CIÉNAGAS, SUEÑOS Y UTOPÍAS, UN MINISTRO.

Boquerón, compañía del distrito de Isla Umbú, Departamento de Ñeembucú, distante a unos 20 km. de Pilar, siempre estuvo lejos de todo. Comarca indómita y rebelde; tuvo una fama bien ganada desde siempre, por el coraje de sus pobladores. Habitarla; impone tener la piel curtida para los rigores de una naturaleza hostil, crudos inviernos, veranos intensos, alimañas, el reino de zancudos, mosquitos y tábanos, y las riadas cíclicas que inundan todo a su paso. Lugar donde se baila el chamamé, donde las cuestiones de honor se dirimen a veces con la fuerza física, donde han vivido míticos personajes como Isidro Velázquez y “Caceres’i”.

De ese mundo, separado de todo vestigio de civilización, en los años ’70 nació un niño a quien bautizaron Víctor. Nació y creció en el rigor, en medio de una pobreza franciscana pero digna, en medio de la nada, trabajando en la chacra con su padre, oyendo de noche la guitarra temple del diablo del abuelo Rubio y los consejos de la abuela Ilde, a quien acompañaba a vender productos en el mercado de Pilar. Creció en medio de hombres recios, duros, pero de gran nobleza y lealtad. Presenció impávido infinitas veces a los policías, llevar detenido a su padre, por el pecado de ser Liberal y por no aceptar las injusticias. En esas noches preñadas de miedo, su único contacto con el mundo era una vieja radio en donde sintonizaba LT 7 Radio Corrientes. De allí su amor a los sones del litoral y de allí su primera fuente del saber, el programa INCUPO (Instituto de Cultura Popular).

Fue un niño pobre que nunca tuvo un juguete, que iba descalzo a la escuela, caminando sobre la blanca y fría escarcha y otras veces sobre el noble bruto que transportaba a los hermanos Ríos unos 5 km. hasta la ilustración. De esa cosmovisión, de ese enmarañado e intrincado laberinto proviene la base sociológica de Víctor Ríos.

Pasaron los años, llegó la Universidad, y fue justamente en su amada Corrientes en donde conquistó su título universitario, el primero de su familia. La Universidad le dio también su compañera de vida. Tuvo grandes Maestros como Pesoa, Zafaroni y otros. Al volver a Pilar, pronto ganó fama como abogado penalista, su especialidad, su trabajo para fortalecer la Contraloría ciudadana, sus intervenciones radiales, su militancia por los derechos humanos, lo convirtieron en Docente universitario y en poco tiempo, Rector de la Universidad Nacional de Pilar a la edad de 33 años.

En el 2008 volvió a la arena política y ganó una banca de Diputado, en ese ínterin fue nombrado Ministro de Educación. En el 2013, fue reelecto Diputado Nacional. En el 2018 fue electo Senador Nacional. Desde el 2013, la Universidad Nacional de Pilar, sufrió un hostigamiento salvaje, una persecución sin límites pero él, como Almafuerte, resistió los vendavales. Varias veces sonó su nombre como candidato a la Presidencia de la República. Pero las vueltas de la vida, hoy lo consagran como Ministro de la Corte Suprema de Justicia.

Hoy en día, es el único paraguayo vivo en ocupar un cargo en los tres poderes del Estado. El primer Ñeembuqueño en ocupar el espacio más alto de la Magistratura.

El lunes 8 de noviembre, el Consejo Superior Universitario (CSU) presidido por el Rector en Ejercicio, Dr. Adolfo Villasboa, ofreció una sesión de Honor en homenaje al flamante Ministro. Los oradores, integrantes del CSU, Gladys Brítez, Víctor Encina, Roberto Godoy, Emerenciano Ramírez, Diosnel Aguilera, José María Gómez, Ever Villalba, y Nelly Amarilla, se explayaron sobre las numerosas virtudes del Dr. Víctor Ríos en sus roles de Diputado, Ministro, Senador, Rector, Jefe, amigo, padre, compañero, como así también de sus cualidades humanas, su sencillez, su humildad, su proverbial inteligencia y su natural resiliencia. El Dr. Adolfo Pacher, Rector de la Universidad Nacional de Canindeyú y Presidente de la Asociación de Universidades Públicas del Paraguay (AUPP), participó vía Zoom y manifestó que “la llegada de Víctor a la Corte, genera una enorme esperanza, porque el hijo del pueblo viene a dar garantías de una real justicia”.

En la parte final, mientras sonaban los acordes de “A mi manera”; vivo retrato de las vivencias de Víctor, flanqueado por el amor de sus hijos Eira y Raul, ante la atenta mirada de su esposa Marialba, tuvo corolario la Sesión de Honor. Finalmente la hermosa polca “Ña ne mitãrõ guare”, una magistral acuarela de la sencilla vida del campo, marcó el punto final.

Mañana, miércoles 10 de noviembre asume el Dr. Víctor Ríos, su cargo de Ministro, y con su asunción, se produce casi un cisma, un punto de inflexión en la historia, el día en que un humilde campesino será investido como Ministro de la Corte Suprema de Justicia, ese niño descalzo que mucho antes de leer a Calderón, ya sabía que los sueños, sueños son.

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