HISTORIAS DE VIDA: LA EMPINADA CUESTA DEL SABER

En el punto más álgido de la ciudad, pasan una tras otra lujosas camionetas, cuyos dueños, normalmente buscan algo refrescante, para apagar los efectos de la resaca. Ella, mezcla y tritura en el mortero unas hierbas que una vez transformadas en tereré, produce un efecto casi mágico.

Se llama Anuncia Romero, la segunda de 4 hermanos. Nació en Islerias, Distrito de Isla Umbú, y alli realizó su escuela primaria. A los 12 años se trasladó hasta la ciudad de Pilar en donde inició sus estudios secundarios, los que quedaron inconclusos a mitad de camino, a consecuencia del trabajo.

Anuncia traía ropas de Asunción que después comercializaba entre Pilar y el interior. Cuando ya no era rentable vender ropa, con su pareja, de profesión constructor, marchan a la Argentina, a la provincia de Córdoba. De alli van a Buenos Aires y vuelven al país luego de 7 años. Ya con un hijo y por las crisis sociales del vecino país, emprenden el regreso.

Anuncia se dedica a vender la quiniela y su marido sigue en el ámbito de la construcción. Decide cumplir su sueño y culmina el secundario en el Colegio Nacional Pilar, promoción 2015. Y así, vendiendo la quiniela se dio cuenta de un negocio floreciente, la venta de hierbas medicinales.

Cuenta que hasta el año 2015 vendía por un importe de 250 mil guaraníes diariamente, gracias a lo cual pudieron construir la casa propia en el barrio San Vicente, pero lastimosamente sufren una y otra vez inundaciones cada vez más cíclicas.

Entonces decide apostar al último sueño, ser profesional universitaria. Está cursando el primer año de la Carrera de Administración en la Facultad de Ciencias Contables, Administrativas y Económicas de la UNP.

«Ahora vendo apenas 30 mil por dia» nos cuenta. Anuncia tiene ojos grandes y una cálida sonrisa. Activista social, participa de todas las manifestaciones y expresa, «el estudio es lo único que nos hará libres y nos dará la posibilidad de despertar la conciencia. A los gobernantes les conviene un pueblo sin ilustración, porque así somos manejables», dice con seguridad y convicción. Anuncia quiere un futuro para su niño de 13 años. «Hoy trabajo hasta las 10:00» nos dice porque va a apoyar una manifestación.

Entre hierbas medicinales cuyo aroma invade el improvisado mercado, sueña alcanzar pronto su meta, gracias a la educación pública.

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