En la majestuosa Basílica «Nuestra Señora del Pilar» se realizó un acto sin precedentes en los anales de la Universidad Nacional de Pilar, la entrega de títulos de postgraduados. Doctorados, Maestrías, Especializaciones y Diplomados fueron las titulaciones entregadas a un centenar de estudiantes, cuya promoción se denomina «Sargento José Félix López Pesoa».
Entre los graduados observamos diversas franjas etarias, estaban presentes padre e hijo, hermanos, esposos, quienes con profunda emoción cruzaron la alfombra roja para subir este alto peldaño académico.
La solemne ceremonia empezó con el ingreso de las autoridades de la UNP, encabezadas por el Prof. Dr. Víctor Ríos Ojeda, Magnífico Rector de la casa de altos estudios, acompañado de decanos, decanas y vice decanos de las siete unidades académicas. Con los sones de la pequeña serenata nocturna de Mozart, a su turno ingresaron los graduados.
Uno a uno, se fueron entregando los títulos para dar paso seguidamente al juramento de egresados y posterior alocución del rector.
Durante su brillante disertación, el Dr. Víctor Ríos expuso con claridad conceptual los logros de la universidad, las dificultades, los desafíos, pero sobre todo, el compromiso que conlleva recibir educación superior. El maravilloso discurso mezcló elementos tales como el contexto en el cual se sustenta la universidad, de la situación geopolítica actual, de los cambios profundos que experimenta nuestra región, y de qué manera se pueden conjugar desarrollo y equilibrio ambiental.
El Dr. Ríos, en un momento dado, con mucho énfasis expresó, «Ustedes son imprescindibles!», en el sentido de que un académico debe ser el gestor social, debe ser el protagonista, debe diseñar las bases para construir un mundo mejor. Habló de las consecuencias de la guerra que se desarrolla en Europa y como esto generará profundas crisis sociales, económicas y políticas.
Dedicó una buena parte de su discurso para aclarar los alcances de la mal entendida reforma educativa, y de como la misma es satanizada por sesgos irracionales de fanatismo y desconocimiento, y que en realidad no se conoce en profundidad.
Estas categorías conceptuales, estas disquisiciones semánticas los hizo en el templo mayor de la ciudad de Pilar, lo que confiere a su discurso matices épicos. Durante su exposición, el rector se ocupó de ilustrar al selecto auditorio del genocidio que sufrió el pueblo paraguayo, el plan de exterminio que no conoce parangón alguno en la historia americana. Habló del martirio que sufrió en el gólgota paraguayo nuestro héroe máximo, el Mariscal Presidente Francisco Solano López, de la muerte de su hijo mayor Panchito, quien no permitió una ofensa proferida al honor de su madre, Elisa Linch, y finalmente, el rector habló del asesinato del niño pilarense José Félix López Pesoa, hijo del Mariscal y Juanita Pesoa. El horror en su máxima expresión, de los excesos cometidos para saciar la sed de sangre de quienes enarbolaban las banderas de la civilización.
Un acto académico magistral que quedará en nuestras retinas cómo uno de los mayores eventos, a pesar de la extensión del mismo. Felicidades a los que tuvieron a su cargo la organización. La Universidad Nacional de Pilar reafirmó su compromiso con la historia, la comunidad y los valores de la democracia.