APERTURA DEL AÑO ACADÉMICO 2017 DE LA UNP (PARTE II)
ANÁLISIS DE LA DISERTACIÓN DEL DR. VÍCTOR RÍOS

El Prof. Dr. Víctor Ríos, Rector de la Universidad Nacional de Pilar, desarrolló una ponencia donde abordó el tema “La Situación de la Educación Superior en América Latina”, apoyado por datos estadísticos, lo cual resultó sumamente didáctico e interactivo. Fiel a su estilo, escindido entre lo académico y la cultura popular, el Dr. Ríos ilustró a la numerosa concurrencia respecto a situaciones que asumimos como naturales o irreversibles como la exclusión social, o que las castas sociales son producto del destino, y no precisamente como producto de un juego de intereses de las clases dominantes. Este modelo de pensamiento, ajustado a una matriz ideológica, permea todas las capas de la sociedad. Justamente en todos los niveles de la Educación se va perfeccionando esta idea,  una suerte de darwinismo social, de que en el mundo sobreviven los mejores, los débiles, los menos aptos son desechados por el sistema, pensamiento colectivo que algunos pensadores, como el Dr. Víctor Ríos, tratan de desmitificar.

El Rector trazó un paralelo entre dos modelos posibles, entre dos posturas ideológicas, entre dos caminos muy diferentes en cuanto al rol que cumple la Educación Superior.  Por un lado, para ciertos actores, la Educación debe ser para los mejores, debe ser arancelada, por lo tanto, elitista, es decir, se trata de un concepto mercantilista aplicado a la educación. Esta política educativa responde a una lógica y a una matriz de pensamiento. Este tipo de Educación predomina en los Estados Unidos, gran parte de Europa y países asiáticos en donde la competencia genera una carrera despiadada y pone de manifiesto un individualismo exacerbado que empuja a miles de jóvenes a sobresalir por encima de otros, configurando un escenario social de éxitos para unos pocos y en una enorme exclusión, en desmedro de sectores menos pudientes. Normalmente, se puede distinguir dos filtros aplicados en estos países, uno académico y otro económico, que constituyen barreras infranqueables para la mayoría, a quienes se tilda de fracasados.

Por otro lado, si partimos del concepto de que la educación es un derecho humano básico, entonces cobra otra dimensión. A partir de esa premisa, la Educación la concebimos como un bien público, por ende, se debe facilitar el acceso a la mayor cantidad posible de personas, ya que la misma se concibe como un factor de equidad social. Países como la Argentina,  Brasil, últimamente Bolivia, Venezuela, e históricamente Cuba, son Estados que aplican este concepto a la Educación. En ellos se visualiza claramente que el acceso a la Educación Superior, anteriormente vedado para la mayoría, hoy es un espacio abierto para hijos de obreros y campesinos, que de no ser por esta visión, jamás obtendrían un título universitario.

En las gestiones de estos gobiernos que se apartan de los dictados de los grandes grupos económicos como el Banco Mundial, o el Fondo Monetario Internacional, se consiguen logros impensables, aumento de la  matrícula, creación de  nuevas Universidades, graduados universitarios en  los sectores populares, y por ende, la ampliación de una masa crítica constituida por esta clase social, eternamente excluida de los beneficios de la ciencia, la cultura y la educación.

En estos países, cuyos gobernantes son estigmatizados por las grandes corporaciones mediáticas como autoritarios y déspotas, no obstante, son los países que asignan los mayores presupuestos para la Educación, más allá del umbral recomendado por la UNESCO, por encima del 6 % de PIB.

El caso de Cuba es emblemático, 12,9 % del PIB está asignado a la educación, seguido muy de cerca por Bolivia y Venezuela. En contraste con nuestro país, cuya asignación presupuestaria, no llega al 4 % del PIB.

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